miércoles, 4 de marzo de 2020

Solo sí es sí


Dos amigos quedan en una cafetería.
  –¡Cuánto tiempo Joseba!
  –¿Qué pasa, Santi? ¿Cómo estás?
  Se abrazan vehementemente. Toman asiento uno frente al otro y piden sendos cafés.
  –Pues nada, bien. Aquí seguimos, las cosas como siempre. María está bien y la niña creciendo como un monstruito –dice Joseba.
  –Jajá, es lo que tienen los críos.
  –¿Tú cómo vas?
  –Pues bien también. Viajando mucho y eso, de un lado para otro. No paro quieto.
  –Ya, el mundo está loco... supongo que te toca cubrir muchas noticias. Entre el coronavirus, lo del gobierno...
  –Jajá sí, bueno, lo del coronavirus es lo que es. Lo que dices del gobierno, no lo entiendo. Tenemos uno progresista que nos está sacando del hoyo.
  –Sí... bueno, yo tampoco creo que sea la panacea. Ya he visto algunas propuestas que... tela.
  Joseba nota cómo Santiago abre los ojos de manera rápida y casi imperceptible, mientras una línea venosa marca su sien derecha.
  –¿Por qué? ¿Qué propuestas? –pregunta Santiago, fríamente.
  –Pues, por ejemplo, eso del solo sí es sí.
  –¿Qué tiene de malo? Lo que no es normal es que se pueda violar a una chica impunemente solo porque no dijo no, como la Manda de Manresa.
  –Es que eso no es verdad. El código penal ya recoge como delito el sexo sin consentimiento. Es más: ¿por qué dices impunemente? La Manada de Manresa fue condenada a penas de 10 a 12 años, cuando lo máximo en España es 20. Es una pena bastante grande.
  –Pero no por violación.
  –Precisamente, el término violación lo sacó tu “izquierda progresista” del Código Penal. En realidad, la izquierda siempre se ha basado en la reinserción frente a la punición, por eso tiende a penas menores. ¿Quieres penas mayores, como la derecha?
  –Lo que quiero es proteger a las mujeres. Que solo sí sea sí.
  –Pero vamos a ver, Santiago... ¿tú nunca has tenido relaciones sexuales de manera pasional? Ayer mismo, mi mujer y yo estábamos viendo una película en la habitación, la niña acostada. En un momento dado, María me empezó a tocar y besar el cuello, yo le empecé a acariciar y, en pocos segundos, estábamos al lío. ¡Ninguno necesitó el sí del otro para entendernos! ¿No te ha pasado nunca?
  –No frivolices con el tema.
  –No frivolizo. Te digo lo que hay: las relaciones son difíciles de atar a una mera palabra, y que el estado se meta... Además, es absurdo. Para empezar, es indemostrable si la persona dijo o no dijo sí. Incluso aunque haya vídeo, el acusado solo tendría que declarar que dijo en otro momento.
  Santiago abre mucho los ojos y mira al infinito.
  –A la mujer se la cree. Siempre.
  Joseba levanta la ceja.
  –Eso ya es eliminar la presunción de inocencia a media población. Además, ¿qué es eso de si una mujer no dice sí? ¿Solo la mujer? Si no ya por los hombres heterosexuales, piensa en las parejas gays. Hay hombres violados por otros hombres. ¿Por qué hacer una ley que discrimine a media población?
  –Es necesario. Por el bien común.
  –¿Discriminar a media población y a los gays por el bien común? De qué me suena eso...
  –Es así. El hombre es el mal. No podemos seguir violando impunemente.
  –¿Estás... confesándome un crimen?
  Joseba se ríe. Santiago, no.
  –Es algo serio. Hay que pararnos. Solo sí es sí.
  –Pero vamos a ver, Santiago... lo primero de todo: el que haya  o no, no va a parar a un violador. Un violador sabe que lo que hace está mal. Es más, generalmente, los violadores buscan la humillación y la sumisión de la víctima. Precisamente, que no digan es lo que más les excitaría.
  –Todos somos violadores.
  –¿Qué dices...?
  –Así protegemos a las mujeres inconscientes o borrachas.
  –Pero Santiago... si es que esas ya están protegidas. El abuso es un crimen horrendo y nauseabundo y está penado, pero es que si no hay violencia, pues tendrá que tener menos pena que cuando la haya, ¿no? Es como la diferencia entre hurto y robo, nadie piensa que el hurto es librarse de una pena, ¿no? Pues aquí igual. No puede ser lo mismo que aproveches que una persona está inconsciente previamente o que la violes a punta de navaja. Y las dos cosas son horribles, ojo, pero... ¿qué quieres? Peor aún, esta nueva ley de Irene Montero te dice que es violación tanto no poder demostrar el explícito de la otra persona, como darle una paliza a una mujer y violarla. Además, las penas son iguales, para lo cual se rebaja la del violador de la paliza. ¿Ves justo que un violador tenga menos pena y que un tipo que no grabó su relación sexual le iguale?
  –Ambas son violaciones.
  –Vale. Pues llamamos violación a aprovecharse y superviolación a usar la violencia. ¿Eso sería mejor para ti? ¿Qué habríamos solucionado?
  –No.
  –¿No, qué?
  –Que no esperaba que fueras así. Quieres que violen a tu mujer y a tu hija.
  –Santiago... ¿qué dices?
  –No me esperaba esto de ti. Me voy.
  Santiago se va, ultrajado. Joseba ha perdido un amigo... y se ha quitado un peso de encima.


Y hasta aquí un breve resumen de lo que he ido viendo en redes con este tema. Lo que quiero decir con esto es que la actual cosa que tenemos y a la que llaman feminismo es una puta mierda, las leyes que promueven un atraso social y un cáncer y quien lo defienda, gilipollas.
  Hay que echarles.
  Buen día y ánimo para la gente que aún quiere justicia.  

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